Estatuto del Suteba

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Más Organización , más solidaridad, más unidad

 
 

Desde el año 1986 y a lo largo de la historia del SUTEBA, , nos hemos dado una política permanente de adecuación de los diferentes herramientas del sindicato a los distintos momentos que nos va tocando atravesar como Organización Sindical de los trabajadores de la Educación de la Provincia.

En aquellos días de septiembre de 1986, sesionábamos en Mar del Plata hasta altas horas de la noche. El SUTEBA como tal ya estaba constituido desde el día anterior, 31 de Agosto, y las deliberaciones tenían como eje el Estatuto de nuestra Organización.

Queríamos que ese estatuto fuera un reflejo de lo que habían sido los ejes de construcción del nuevo Sindicato:

·         unidad,

·         organización,

·         democracia sindical,

·         solidaridad,

·         autonomía frente a los gobiernos,

·         pertenencia a la clase trabajadores,

·         reconocimiento de la CTERA como nuestra Federación Nacional.

Reflejar todo esto en la letra fría de un Estatuto no era una tarea sencilla y nos tomó mucho tiempo, no solo en el Congreso Unificador sino en los meses previos .La diversidad de pensamientos dieron lo mejor de sí para llegar al mejor Estatuto.

Ese Estatuto acompañó los primeros años de crecimiento de SUTEBA. Este proceso de avance fue haciendo evidente la necesidad de modificaciones.

Era tiempo de la primera reforma estatutaria, que se llevó adelante en el IX Congreso Extraordinario en Diciembre de 1994, adecuándolo a la Ley de Asociaciones Sindicales, así como algunas modificaciones menores.

La última reforma es la aprobada en el mes de mayo de 2008, en el Congreso realizado en la Ciudad de Tigre, y que fuera finalmente aprobado por el Ministerio de Trabajo con fecha 3 de Marzo del 2009.

Esta reforma integral de nuestro Estatuto plasma en este instrumento un impulso a aquellos ejes a los cuales hacíamos referencia y que son el sustrato de nuestra Organización.

Permite:

·         llegar a los 75000 compañeros afiliados,

·         con más organización,

·         mas solidaridad,

·         mas formación,

·         más participación: esto último reflejado en la consulta como herramienta democrática, en la elección directa de los miembros paritarios y los revisores de cuenta, en la sumatoria de nuevos compañeros para la tarea cotidiana.

Cuando estas ideas crecen y se multiplican, los trabajadores de la educación de toda la provincia estamos en mejores condiciones, no solo para pelear por lo que nos corresponde sino para dar la pelea más importante, que es la construcción de una Patria más justa, con más dignidad para todo nuestro pueblo Esta es la verdadera construcción, madre de todas las construcciones.

Este Estatuto debe servirnos para hacer crecer aún más a nuestra Organización para que, tal cual lo hemos hecho hasta hoy, redoblemos esfuerzos en:

·         defensa de la Escuela Pública,

·         de los trabajadores de la educación

·          y de nuestro pueblo todo.

Consejo Ejecutivo Provincial

Abril del 2009

 
 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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¿Por qué se crearon los sindicatos? ¿Qué es el SUTEBA? ¿Cómo se participa ? El sindicato vivido, pensado y sentido desde sus militantes.

 

 

¿Qué es un sindicato?

Revista La Educación en nuestras manos, N° 76, junio de 2006

 

Por Héctor González

¿Qué es un sindicato?

El sindicato es una organización que forman los trabajadores para defender sus derechos y luchar juntos por transformar su realidad.

Hasta mediados del siglo XIX el trabajador debía negociar su salario y sus condiciones de trabajo directamente con su patrón. Al tener que hacerlo de manera individual, quedaba en una situación de mucha debilidad frente a quien lo contrataba.

Cuando el trabajador comenzó a juntarse con el resto de los compañeros de su lugar de trabajo para reclamar por el salario y las condiciones de trabajo de todos, el reclamo colectivo los fortaleció frente al propietario de esa empresa. Pero al estar aislados de los que trabajaban en otras empresas, eran vulnerables a las estrategias de fragmentación y división del conjunto de la patronal.

Cuando de la unión solidaria entre los compañeros de un mismo lugar de trabajo se pasó a la organización sindical con el resto de los que trabajaban en el mismo sector de la producción, los trabajadores fueron adquiriendo poder para negociar no sólo con cada patrón sino con el conjunto de la patronal de ese sector.

Cuando los trabajadores del conjunto de los sectores que producen la vida de un país logran organizarse sindicalmente, adquieren poder para disputar a los dueños del capital la distribución de la riqueza en la sociedad.


¿Por qué se crearon los sindicatos?

Los sindicatos surgen en el siglo XIX cuando los trabajadores, por el desarrollo del sistema capitalista, habían quedado sometidos al inmenso poder de quienes los contrataban.

Esa situación de dominación no fue de un día para otro, sino resultado de un largo proceso histórico que transformó el trabajo en empleo asalariado.

Tomemos como ejemplo al artesano que en la Edad Media construía sillas.

Ese artesano, en su taller, con sus herramientas y con sus conocimientos sobre el oficio de construir sillas, realizaba todo el proceso de producir la silla -desde cortar la madera hasta pintarla- y luego la vendía, pues era propietario de ese producto que había fabricado.

En un momento, determinadas condiciones económicas y políticas hicieron que ese artesano tuviera que abandonar su taller y fuera contratado para fabricar sillas en el taller de un capitalista, es decir de alguien que tenía capital -dinero- suficiente para tener un taller más grande, mejor equipado, con más artesanos contratados y con más clientes. El artesano contratado seguía haciendo la misma silla que antes y de la misma manera que antes, sólo que ahora la silla no era suya, era del capitalista. 

El trabajador ya no fue dueño del producto de su trabajo.

Como el capitalista se fue dando cuenta de que si organizaba de otra manera el trabajo y dividía el proceso de fabricación se hacían más sillas en el mismo tiempo de trabajo, puso a un trabajador a cortar la madera, a otro a tornear las patas, a otro a clavarlas, y así fragmentó el trabajo entre distintos trabajadores hasta tener la silla terminada. 

El trabajador perdió el control sobre el proceso de trabajo.

Al conseguir fabricar muchísimas más sillas pagando el mismo tiempo de trabajo, el capitalista hizo un descubrimiento fundamental: que la mayor fuente de sus ganancias estaba en la diferencia entre lo que pagaba por el tiempo de trabajo del trabajador -el salario- y el valor de las mercancías que lograba que en ese tiempo se fabricaran. Buscó entonces:

Que el tiempo de trabajo fuese el mayor posible pagando el mínimo de salario posible. El trabajador fue sometido a jornadas de 12 a 16 horas y con salarios tan bajos que sólo le permitían alimentarse para tener la fuerza suficiente para volver a trabajar al día siguiente.

Que el proceso de trabajo estuviese dividido en partes cada vez más simples para aprovechar al máximo el tiempo de trabajo y para disminuir el costo del trabajo: no es lo mismo pagar a alguien por hacer una silla que por clavar clavos. El trabajador, al quedar reducido a repetir mecánicamente una misma tarea, perdió el sentido de su trabajo y su calificación para el trabajo.

Que las maquinarias fueran reemplazando la mayor parte del trabajo humano posible; con ello se eliminaba la dependencia que el capitalista tenía del trabajador, bajaba los gastos en salarios y al mismo tiempo multiplicaba las posibilidades de explotación del trabajo de los trabajadores que quedaban a cargo de esas máquinas. El trabajador perdió totalmente el control sobre su tiempo de trabajo, ahora el tiempo se lo imponía la máquina.

Al cabo de todo este proceso histórico, en términos individuales aquel artesano -cuyo trabajo abarcaba imaginar la silla que iba a construir, planificar su proceso de trabajo, organizar los tiempos de realización y disponer del objeto producido- quedó convertido en el asalariado del sistema capitalista, cuya única posibilidad de supervivencia es vender al dueño del capital, a cambio de un sueldo, su tiempo y su capacidad de trabajo.

Y en términos colectivos, los conocimientos que sobre el trabajo de hacer sillas los artesanos colectivamente construyeron a partir de su trabajo durante siglos, les fueron expropiados y quedaron -materializados en tecnologías, maquinarias, formas organizativas del trabajo, patentes, etc- como propiedad individual del capital.

A lo largo de todo este proceso la resistencia de los trabajadores puso límites a la voracidad de ganancias del capital. 

Por un lado, porque por peores que hayan sido las condiciones que se le impusieron y por más sofisticadas que hayan sido las maquinarias que se inventaron para reemplazarlo, finalmente el trabajador controla algo fundamental para que el proceso de trabajo pueda darse: su inteligencia y su voluntad.

Por otro lado, porque los trabajadores también fueron haciendo aprendizajes. Viendo el papel fundamental que el capital dio a la organización del trabajo en la obtención de sus ganancias, los trabajadores descubrieron:
• que el trabajo es de naturaleza colectiva;
• que como trabajador colectivo son ellos los que producen todo lo que las sociedades necesitan para vivir y desarrollarse; 
• que en tanto es su trabajo lo que produce la riqueza material y simbólica de la sociedad, tienen derecho a usufructuarlas en un pie de igualdad con todos;
• que organizándose colectivamente adquieren poder para hacer valer ese derecho.

Sobre el poder de lo colectivo y el valor de la organización los trabajadores construyeron el sindicato.


¿Qué es el SUTEBA?

Es el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de la provincia de Buenos Aires.
Es “unificado” porque une y representa los intereses y las demandas de los trabajadores docentes que se desempeñan en los distintos niveles, modalidades y establecimientos del sistema educativo provincial.

Es un sindicato donde se organizan democráticamente trabajadores de la educación de toda la provincia.
Es democrático porque las decisiones y acciones del sindicato se resuelven con la voz y el voto de los trabajadores docentes que lo conforman. 

Forman parte del sindicato todos aquellos docentes que se comprometen a sostenerlo y a darle vida.
La primera instancia de ese compromiso es la afiliación: solidariamente el trabajador docente asume el sostenimiento del sindicato destinando un pequeño porcentaje de su sueldo. 

Pero además de ese aporte solidario, lo que realmente da vida al SUTEBA es la participación del conjunto de los afiliados en las decisiones y las acciones que se llevan adelante.


¿Cómo se participa en el SUTEBA?

• Interviniendo con voz y voto en las Asambleas de cada distrito donde se deciden las políticas y las estrategias que va a llevar adelante la organización.

• Eligiendo cada tres años, mediante voto directo y secreto, a la conducción del Distrito, al Consejo Ejecutivo Provincial, y a los Congresales que conforman la máxima instancia de decisiones que es el Congreso Provincial.

• Integrando libremente las diferentes listas que se presentan a las elecciones para todos los cargos.

• Postulándose para ser electo por sus compañeros como Delegado de escuela.

• Interviniendo como Delegado en las deliberaciones y decisiones del Cuerpo de Delgados de su distrito.

• Participando con su voto en las Consultas Provinciales que se realizan para definir cuestiones trascendentales para el conjunto.

• Interviniendo en las Jornadas de Reflexión, que como parte de las acciones de lucha, se realizan en las escuelas para analizar las problemáticas que los afectan y elaborar propuestas, que sintetizadas en el Congreso Provincial, serán la base de las reivindicaciones frente a las autoridades.

• Integrando, según sus intereses, distintos equipos de trabajo que funcionan en cada seccional: grupos por rama o modalidad de trabajo, capacitación docente, actividades culturales, salud laboral, investigación sobre determinados temas educativos o comunitarios, etc.

• Participando en los diferentes espacios de capacitación del Sindicato –jornadas, seminarios, cursos y talleres- donde se intercambian experiencias y se profundiza en distintos temas laborales, político pedagógicos y socio-comunitarios.

• Presentando su producción pedagógica en los espacios de difusión que el Sindicato pone a su disposición: Jornadas, Revista Pedagógica, Suplemento Digital, Página Web.

• Utilizando los distintos servicios que brinda el Sindicato: Asesorías legales y laborales, Centros de Salud, Recreación, Turismo, etc.; organizados con sentido solidario y no mercantil.

Asumiéndose como protagonista de un proceso de construcción colectiva que, a 20 años de su creación, hace que el SUTEBA sea hoy una organización cada vez más fuerte para luchar por los derechos de los trabajadores de la educación, por los derechos de los alumnos a la educación y por los derechos sociales del conjunto de los trabajadores de esta Nación.


El sindicato desde sus militantes

“Vení que yo te ayudo”
A fines de los 70, en dictadura, me estaba recibiendo de maestra y había dos cosas que atravesaban la cuestión de dónde iría a trabajar: una era que en La Matanza había mucho lugar; otra, que en La Matanza había un sindicato abierto. En esa época no había acto público, sino que llenábamos unas fichitas en la Unidad Única Administrativa. Estábamos en abril, ya habían designado a peritos mercantiles y yo, que era maestra recibida, no tenía trabajo. Estaba en la puerta, casi llorando, y se me acercó una maestra de la Unión de Educadores. Me dijo “vení que yo te ayudo”. Fue, armó un quilombo y me nombraron. Era el año 81 y ahí empezó mi participación en el Sindicato. Las formas de participación estuvieron siempre muy relacionadas a lo que estaba pasando en nuestra sociedad. Hoy la instancia más fuerte es a través de las Consultas, donde los compañeros masivamente, en su lugar de trabajo, participan para tomar las decisiones más importantes. Hay muchos compañeros que no están afiliados al Sindicato y como organización esto nos tiene que hacer pensar qué pasa. Quizás sea necesario barajar y dar de nuevo en muchas cosas. Porque para discutir de conjunto qué hacemos, no sólo para que los compañeros ganen más sino para que este país pueda cambiar, lo primero es afiliarnos. 
María Laura Torre, La Matanza

“Congregarnos”
Desde su gestación, el SUTEBA ha tenido características muy particulares; una es la independencia de los partidos políticos, del Estado y de la patronal; la combatividad fue otra cosa muy fuerte. Hay marcas en el inicio del sindicato que hacen que tenga esas características. Yo empiezo a militar gremialmente en el año 82; trabajaba en Quilmes y en medio de la Dictadura apareció una lucecita -el paro de docentes de Morón y Matanza- que nos permitió a todos congregarnos. Empezamos a hacer asambleas de gente auto-convocadas para definir qué hacíamos, y decidimos afiliarnos a la FEB, que era el único sindicato docente que había en el Distrito, para tratar de cambiarla desde adentro. Tiempo después hubo una ruptura, nos vinculamos a CTERA y fui como Congresal por Quilmes al Congreso Unificador de SUTEBA. Funcionábamos en un lugar que nos prestaba el sindicato de la alimentación y crecimos en medio de la lucha del 88. Se fue corriendo la voz de que el SUTEBA existía, empezamos a afiliar en una escuela, en otra escuela, y en poco tiempo multiplicamos la afiliación. Estar afiliado es poder tener un espacio de lucha y de discusión para ir planteando las necesidades de todos, es una forma de organizarse para conquistar las cosas que necesitamos para vivir.
Lidia Braceras, Quilmes

“Pelear por ellos y junto a ellos”
Yo no podría ir a dar clase, enseñar a dividir, darme vuelta, cerrar la puerta e irme a mi casa; me pasan otra cosas. Mis alumnos son chicos de tercer ciclo, en una comunidad totalmente vulnerable. No puedo dejar de verlos como niños, por más que algunos tengan 17 ó 18 años. Los miro a los ojos y hay allí niños que demandan que los escuchen, que los acompañen a sacar un turno a la salita de la esquina para un médico, que les enseñes algo. Es de ahí de donde me sale esto de pelear por ellos y pelear junto con ellos, enseñándoles a participar, a pelear. Y es ahí donde encuentro el sentido al sindicato. Si no estuviera en el sindicato haría lo mismo, pero dentro del sindicato mi ideología de vida adquiere otro sentido. Uno encuentra la posibilidad de organizarnos y trabajar en conjunto; entonces no termina siendo un trabajo aislado dentro de un salón sino que adquiere otro desarrollo. Uno puede realizar lo que desea y piensa de manera colectiva, y no sólo en el distrito sino llevar la misma lucha en toda la provincia.
Daniela Estanguet, Mar del Plata

La palabra “compañero”
Desde siempre el sindicato fue para mí un lugar más de la vida cotidiana. Existió en mi infancia esto de acompañar a mi viejo a su sindicato -el de Agricultura, Pesca y Ganadería- o ir a la cooperativa sindical a comprar los alimentos. Cuando mi viejo se enferma, el sindicato nos ayuda mucho; vienen sus compañeros a acompañarla a mi mamá cuando había que trasladarlo. Con los años me di cuenta que él no era dirigente, ni siquiera delegado de su sector, pero tenía mucha pertenencia. A los catorce años empiezo a trabajar, y mi viejo, una de las primeras cosas que hace, es acompañarme al sindicato de empleados de comercio para que me afiliaran. En mi familia nunca se dudó: si trabajás tenés que estar afiliada al sindicato. Cuando entré en la docencia y empecé a participar en el Sindicato, lo que encontré, en principio, era gente; gente que pensaba más o menos como yo, con la que compartía mi tiempo, con la que podía discutir incluso hasta teniendo muchas diferencias. Pero de a poco se fueron transformando en mis compañeros, en mis amigos. Estar en el sindicato me cambió la cabeza en cuanto a comprender lo que significa la palabra compañero. Yo tenía muchos prejuicios; mi familia no era peronista y hablar de “compañeros” era hasta censurado. Pero a través de la militancia yo siento que hubo dentro mío un proceso, aprendí a practicar la solidaridad. Siento que se me hizo carne esto de que con los compañeros estamos peleando por un mundo distinto. 
Cristina Etchegoyen, Avellaneda

“Suma de voluntades”
El sindicato es una posibilidad de encuentro, y que ese encuentro sirva para juntar fuerzas y lograr los objetivos que surgen de necesidades. Una herramienta que es política en el sentido de disputar, aunque sea, una pequeña porción de poder para cambiar las cosas a favor de esas personas que se juntan. Generalmente empieza con un grupo de compañeros que tienen la idea de organizarse; a partir de ese núcleo otros compañeros empiezan a sumarse y cuando esa suma da un número grande, entonces hay que pensar en órganos e instancias de conducción que queden institucionalizadas y que esa institucionalización garantice que toda esa gran suma pueda volcar sus voluntades en una acción común. Militar en el sindicato tiene que ver con sentirte parte de esta sociedad y querer que las cosas sean transparentes y mejores.
Fabio Lapano, Ensenada

La “mística” militante
Creo mucho en el contagio y creo que los compañeros también se contagian. Una de las cosas que a mí me enternece del sindicato es la mística que tienen algunos compañeros y eso es contagioso, aunque esto, por supuesto, tiene también su costado débil, a revisar, que tiene que ver con la cuestión cultural de los paternalismos. Pero me parece que el contagio y la chispa que tiene la mística militante también la perciben los compañeros de la escuela.
Muchos no vivieron nunca lo que significa una organización, o la parte de la historia que le contaron es la de los sindicalistas que se vendieron o se hicieron corruptos. Me parece que empieza a haber como un desandar ese camino, que tiene que ver con la credibilidad del trabajo cotidiano. Se empieza a visualizar que además de haber compañeros buenos, a los que conocen desde el trabajo y que los pueden contagiar, el sindicato es una herramienta. Representa la posibilidad de concretar los sueños que uno tiene, de pensar que uno se puede juntar y construir con otro, trascender la cuestión corporativa e imaginar no sólo una educación para todos sino que otro país es posible.
Susana Fernández, San Isidro

“Tomamos las voces de nuestros compañeros”
Hace poco, charlando con los compañeros de una escuela, una chica me dice: “bueno, pero esto que me estás diciendo, ¿quien lo dice?. Y yo le contesté: “ustedes”. Porque nosotros recorremos las escuelas y escuchamos, y además porque estamos en las escuelas. Yo sé lo que pasa en los jardines de infantes porque estoy todos los días trabajando en un jardín de infantes. Vamos tomando las voces de nuestros compañeros y a partir de ahí sacamos nuestra política gremial que es la que vamos después a refrendar en las consultas, porque nuestras consultas no tienen que ver solamente con los aumentos, también tienen que ver con otras cosas. Esto le contestaba yo a esa compañera. Nuestra política sale de ir escuchando. 
Graciela Rodríguez, San Miguel

“No ver lo cotidiano como natural”
Para mí una de las cosas más fuertes del sindicato ha sido participar en las experiencias de formación. Me dio vuelta la cabeza en cuanto al posicionamiento ideológico en la escuela y a revisar cada práctica que hacés. Fue clave para ver cómo lo cotidiano se había vuelto “natural”, cómo ciertas prácticas y condiciones se convierten en paisaje escolar. Está muy arraigado en algunos compañeros que hay que resignarse a trabajar en determinadas condiciones, no solamente en cuanto a lo pedagógico sino a las condiciones materiales que las escuelas tienen para desarrollar la práctica docente. En este sentido la capacitación en el sindicato se convierte en un lugar muy fuerte de disputa por el sentido de inclusión o de exclusión de las escuelas. Son espacios donde compañeros de las distintas Ramas y los distintos niveles pueden debatir sus posiciones al calor de su experiencia cotidiana. Este intercambio permite ver que hay otras condiciones posibles, o que tal intervención concreta hizo que se solucionara un problema, o que encontrar unidad con los compañeros permitió tomar decisiones, como por ejemplo en los proyectos. Son experiencias valiosas de encuentro con el otro. Para mí el Sindicato es como una flor que se está abriendo permanentemente y que nos da todo un potencial para desarrollar.
Mariana Cattáneo, Moreno

“Romper la estructura piramidal”
Creo que hay un antes y un después del nacimiento del SUTEBA en nuestro distrito, con respecto a la relación que tienen los compañeros frente a sus derechos. Antes había una situación más pasiva, se veía a la escuela como dependiente del Estado y de la autoridad escolar. Cada vez más los compañeros sienten que pueden romper la estructura piramidal que está tan arraigada y empiezan a demandar ser actores concretos. Esto se refleja particularmente en el terreno de la capacitación. Teníamos una cultura de ser receptores de una capacitación que provenía de arriba hacia abajo y que no estaba relacionada con las problemáticas que nosotros teníamos en nuestro distrito. Fue fundamental para romper con esto la capacitación desde el sindicato, organizada considerando que todos somos trabajadores y que necesitamos seguir formándonos, en una tarea horizontal, a partir de lo que nosotros mismos vamos construyendo. Si bien todavía en el inconciente colectivo de nuestra sociedad existe la idea de un docente que debe estar dentro de la escuela y dedicarse a dar los contenidos que “bajan” del Estado, se empieza a ver al docente como creador de un espacio muy fuerte; no sólo dentro de la escuela, posicionado con conciencia crítica hacia la realidad, sino como un actor fundamental en otros ámbitos, como actor social.
Eduardo Valli, Laprida

“Yo elegí”
Cuando en el año 92, empecé a ir a las reuniones del sindicato, me acuerdo que tenía mucho miedo, porque en ese momento criaba sola a mi nena de 4 años, y habíamos visto lo que les había pasado a los compañeros que formaban la CTERA: Isauro Arancibia, Marina Vilte y otros. Pensábamos que si volvían los milicos nos podía pasar a nosotras. Pero elegí ser delegada. Todos los años me proponía porque me gustaba, nadie me lo imponía, ni era por descarte; no me sobraba el tiempo pero quería participar. Para mí el Sindicato es el lugar donde puedo canalizar todas las broncas que el sistema me genera. Es donde tengo que ir para reclamar, para poder juntarme con el otro y defender y hacer valer mis derechos. 
Magdalena Vespertini, Ramallo

“El poncho que nos abriga a todos”
No es que masivamente los compañeros levantan la mano para decir “quiero ser delegado”; porque al delegado suelen “llenarle la mochila de libros”: todo el mundo te demanda. Pero depende mucho de cómo abrís el juego en cada escuela. Por eso las reuniones de delegados son fundamentales, son espacios de formación. Una parte la dedicamos a la radiografía de las problemáticas que cada uno trae de su institución y en la otra leemos y discutimos; otras veces armamos talleres sobre cómo resolver problemas gremiales. Esas reuniones son la usina de donde salen los compañeros que van a integrar las futuras conducciones o los que conforman grupos de trabajo en temas de cultura, de acción social o para una cooperativa de vivienda. En Patagones hemos hecho una experiencia muy importante en estas cooperativas; ya tenemos tres barrios hechos y ahora estamos iniciando el cuarto. No es que nos juntamos y hacemos unas casitas; una cooperativa tiene una impronta ideológica. Lo empezamos discutiendo en asamblea, luego comenzamos a capacitarnos sobre qué es una cooperativa y recién después empezamos a ver las cosas concretas de su ejecución. Por ésta y otras muchas cosas, los compañeros del distrito hace poco llegamos colectivamente a una conclusión: el sindicato es el poncho que nos abriga a todos. 
Gisela González, Patagones

“Cómo mejoramos algo juntos”
Tenemos que conocer la historia de las organizaciones de trabajadores. La dictadura generó un quiebre generacional muy grande. Los 30 mil desaparecidos tienen que ver con un plan sistemático de eliminar a los que podían organizar los barrios, podían organizar las fábricas. Intentaron descabezar todas esas organizaciones para generar el individualismo que en parte prima hoy en nuestra sociedad. Es muy importante reivindicar esas experiencias de organización para empezar desde ahí a restablecer marcos de solidaridad en el conjunto de la sociedad. En este sentido la experiencia del sindicato es muy importante, tenemos un potencial muy grande que podemos aportar para que los pibes se organicen en las escuelas. Y no sólo dentro de la escuela sino también fomentar para que participen de otros espacios, en el barrio, en centros culturales, en la central de trabajadores. Tenemos que darnos cuenta de que todos vivimos en las mismas relaciones sociales y para transformarlas nos tenemos que juntar y ver cómo mejoramos algo juntos.
Pablo Masía, Florencio Varela


Propuesta Didáctica

El docente prepara una clase expositiva sobre el concepto de sindicato. Se propone como textos base: ¿Qué es un sindicato? y ¿Por qué se crearon los sindicatos?

Se propone a los alumnos analizar un ejemplo concreto: el sindicato de los docentes.

Dividida la clase en grupos, cada uno lee los textos:¿Qué es el SUTEBA? y ¿Cómo se participa en el SUTEBA?, y los relaciona con alguno de los artículos:

• El sindicato desde sus militantes
• La construcción del sindicato
• El sindicato y los Derechos Humanos
• El sindicato y una educación pública, 
popular y democrática
• El sindicato y la salud de los docentes
• El sindicato y el docente jubilado


Cada grupo elabora una síntesis de lo leido y sus conclusiones, para informar a los compañeros.

En plenario cada grupo expone su síntesis y sus conclusiones. 

Se debate: ¿Qué es y para qué sirve un sindicato?. ¿Qué de esa experiencia se puede tomar para construir organización entre los alumnos de la escuela? 

 


¿Cuál es mi puesto de trabajo?
La discusión del trabajo docente en paritarias

La conquista de la Paritaria abre un espacio fundamental para la defensa y dignificación del trabajo docente. 
El concepto de "puesto de trabajo" es un instrumento central para definir qué trabajo hacemos en las escuelas y para reivindicar el valor de ese trabajo. 

¿Cómo se nombra el trabajo que hacemos?. Por Héctor González, Vilma Pantolini y Marta Suárez.
A partir de los años 60, muchos docentes empiezan a plantear sus reivindicaciones y a hacer suyas las estrategias de lucha del movimiento obrero: se organizan en sindicatos, debaten y resuelven en asambleas, realizan paros, se movilizan en las calles. En tanto parte de los trabajadores, la defensa del propio trabajo se piensa inescindible de la defensa de una escuela que esté al servicio del conjunto de los trabajadores. Son aspectos de una misma lucha -que aúna al colectivo docente con la lucha histórica de los trabajadores- por la reapropiación del control y el contenido del trabajo de educar.
 cmo-se-nombra-el-trabajo-que-hacemos-2686.pdf (429 kB)

Componentes del puesto de trabajo. Por Héctor González, Vilma Pantolini y Marta Suárez.
El concepto de puesto de trabajo describe qué hace el trabajador, cómo lo hace, qué condiciones materiales deben dársele para que lo pueda hacer, y cuál es el sentido de ese puesto en relación a la organización del conjunto de los procesos de trabajo.
componentes-del-puesto-de-trabajo-2685.pdf (485,3 kB)

Paritaria docente: condiciones de trabajo y el valor del trabajo. Por Héctor González, Vilma Pantolini y Marta Suárez.
¿Qué es una convención coletiva de trabajo? ¿Qué es una paritaria? ¿Que puede incluirse en la discusión de una convención coletiva? ¿Por qué es importante la homologaión?.

paritaria-docente-condiciones-de-trabajo-y-el-valor-del-trabajo-2684.pdf (946,5 kB)

 

Revista La Educación en nuestras manos, N° 78, septiembre de 2007

El puesto de trabajo del preceptor

La inclusión en la Agenda Paritaria de la construcción del reglamento de trabajo de los Preceptores, abrió la posibilidad de generar espacios para la participación de todos los compañeros en el análisis y elaboración de propuestas que resignifiquen y revaloricen el puesto de trabajo del Preceptor. Como aportes a ese debate, éstas son algunas de las conclusiones producidas en recientes Encuentros organizados por SUTEBA.
 

Por Héctor González, Vilma Pantolini y Marta Suárez.

Este cargo está presente en las plantas orgánicas funcionales de las escuelas medias, escuelas primarias especiales, jardines de infantes, institutos terciarios. Sus funciones y “status” varían en cada nivel.

El preceptor desarrolla un “rol institucional” que no demanda formación específica. La conclusión de esto es que cada institución, independiente del nivel que pertenezca, o de la reglamentación que tenga, “inventa” sus propias condiciones de trabajo, a las que el trabajador se debe adecuar en la ejecución.

El preceptor ejecuta tareas de mantención, conservación y reproducción de una organización institucional que tiende a disciplinar no sólo a los infantes y adolescentes, sino a todo aquel que asume tareas en su interior.

Su trabajo está relacionado directamente con la autoridad y el poder, pero carente en sí mismo de autoridad y poder: es el último en la “escala de mando”. Tiene autoridad si hace cumplir el reglamento; él es el reglamento.

Es un trabajo instrumental y operativo del poder, vaciado de contenido, sin formación específica como para que la institución y el sistema lo llenen con su necesidad de controlar, vigilar y castigar. Es “testaferro” de la autoridad institucional. Otra de las caracterizaciones es pensarlo como un intermediario entre las autoridades y la normativa, como un agente, como un sujeto alienado en la normativa, desprovisto de saber, inhibido en el conocimiento.

En uno de los primeros documentos que a mediados del siglo XIX hacen referencia a este puesto, se dice: “Cuando la enseñanza se dirige a formar las costumbres, el maestro se llama preceptor. El preceptor es el sacerdote de la conciencia, es el padre en la casa de la virtud (…) Preceptuar significa: dar preceptos para vivir virtuosamente. El preceptor abraza especialmente la educación moral”.(1)

De allí que en el preceptor de los reglamentos, y muchas veces del imaginario institucional, no hay ideas, no hay estudio; hay obediencia y cumplimiento de la norma. Mucho de lo asignado al preceptor en otro contexto y tiempo, aún perdura en el trabajo actual del preceptor.


Algunos ejes para direccionar la elaboración de propuestas:

Deconstruir el “rol” o la función para significar y reconocer el trabajo y al trabajador como sujeto de derecho. 


Fisurar la concepción de ser “instrumento” u “objeto” para disciplinar la adolescencia o la infancia. 

No ser “comodín de” para “ser parte de” los procesos de enseñanza y aprendizaje sistemáticos e intencionales de la institución escolar y el sistema educativo.

Pasar de “guardián y vigilante” a “Docente” con todo lo que ello implica (recrear desde lo pedagógico el trabajo del preceptor):

• El poder y la función de la mirada, no para el control, sino para la comunicación.

• La comunicación para aportar a la identidad y pertenencia de la infancia y la adolescencia a la institución escolar. No como “complemento” sino intencional y sistemáticamente; no para “etiquetar” y “rotular” alumnos sino para conformar el grupo de trabajo y sus relaciones en los tiempos y espacios colectivos de la institución. 

• Identidad y pertenencia a un trabajo 

• Trabajo colectivo que incida en los procesos de producción de conocimientos pedagógicos que aporten a los procesos de enseñanza y aprendizaje de la institución.


Puestos de trabajo regulados para el disciplinamiento

En el caso de Argentina, a pesar de la incorporación de nuevos puestos de trabajo (Maestro de apoyo, Coordinador, 2do. Vicedirector, etc.) y de las diversas reformas educativas, no se han efectuado cambios sustanciales en la estructura de los marcos reguladores del mismo, por lo que la actividad docente continúa básicamente siendo regulada por las mismas normativas generadas hace cuarenta años. 


Cuando se habla de la normativa que regula el trabajo docente, se hace referencia al Estatuto del Docente, que si bien puede considerarse una de las normas más importantes no es la única. Leyes, decretos, reglamentos y circulares también lo regulan con relativa significatividad. Estas últimas suelen ser generadas sectorialmente, están fragmentadas y frecuentemente en contradicción con el Estatuto.

Si se analizan todas esas normativas desde una perspectiva foucaultiana, en la cual las normas actúan de reguladores sociales a través de procedimientos de inclusión pedagógica y/o terapéutica disciplinando las actividades sociales, se observa que todos los puestos de trabajo docente responden a esta caracterización, conformados en una estructura piramidal y autoritaria en sus relaciones de poder.

Uno de los puestos de trabajo docente donde se hace más visible este carácter de disciplinador social es en el de preceptor.

NOTA:  Citado en “¡Qué difícil ser preceptor!” por Marta Elías y Felipe Jiménez. Revista La Educación en nuestras manos Nº 25 y 26. 1994.